Pocos temas tan difíciles de tratar como este. Algunas personas creen que tener bienes materiales es malo y que ser pobre es bueno. Los judíos creían lo contrario. Ambos son extremos de lo mismo. Realmente ser pobre no es garantía de salvación. No creo que Dios mire tu cuenta de ahorros para determinar algo, salvo tu capacidad administrativa. El va a mirar tu corazón, la calidad de relación con el, las evidencias del amor en tu camino, tu fe, tu templanza y las evidencias de tu conversión que son los frutos del espíritu Santo (GAL. 5).
Lo material es un reflejo de lo espiritual. Como es en el cielo es en la tierra. No lo interpretemos como en el judaísmo antiguo, donde el mas rico era el más espiritual y quien tenía la bendición de Dios. No, definitivamente no. El cristiano debe tener lo que necesita para vivir una vida digna, lo necesario para desarrollar su misión de vida, debe estar dedicado a lo que le hace feliz, derivar su sustento de ello, y reflejar la prosperidad que Cristo prometió. Hay millonarios que han sido fiel reflejo de Cristo y pobres que que actúan como Satanás y viceversa. La formula no es tan simple.
Si partimos de la base de que creemos en un Dios bueno, constructor, positivo, podemos estar seguros de que El nos va a ubicar en donde debemos estar, nos dará lo que debemos tener para ser felices, tanto en lo referente a bienes materiales como en las personas que nos rodean y las circunstancias que vivimos. Todos somos diferentes, todos tenemos distintos gustos, diferentes proyectos de vida. Algunos se sentirán mejor en un barrio popular que en uno de alto nivel. Los gustos no salvan.
Claves de la prosperidad son:
1. Busca la paz espiritual en oración para ver la verdad de tu vida en específico.
2. Diezma en la iglesia a la que asistes.
3. Ofrenda a los pobres.
4. Siembra en ministerios y profesiones.
5. Acompaña a los necesitados.
6. Administra lo que tengas con sabiduría sin caer en la tacañería.
7. Ser tu mismo tu prioridad.
Claves de la ruina:
1. La tacañería.
2. Hacer las cosas sin amor.
3. Estar por fuera de la voluntad de Dios.
4. La mentira en todas sus formas.
5. La inercia y la pasividad.
6. El despilfarro.
7. La falta de amor propio.
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