
Cristo nos llama a otro espíritu, al suyo, al de la unidad en la diversidad. Tenemos que entender que a pesar de tener diferentes liturgias, y aun diferentes doctrinas, en lo esencial coincidimos: la salvación en Cristo el Señor. Que no somos llamados a condenar sino a justificar al hermano, al considerarme a mi mismo y mirar la iglesia como el cuerpo místico de Cristo, al cual pertenecemos todos, no mirar al otro como un enemigo porque no se ciñe al dogma de mi congregaron o secta, sino como un hermano que esta en el esfuerzo bien intencionado de seguir a Dios.
La mentalidad sectaria debe evolucionar a una postura abierta y respetuosa del otro. Hay varias características de la postura sectaria que podemos empezar a cambiar:
1. Mi iglesia es la verdadera, cambiémoslo por: mi iglesia es una de las muchas iglesias verdaderas.
2. Solo mi doctrina garantiza salvación, cambiémoslo por: espero que todos seamos salvos.
3. El Papa es el líder de la Iglesia por: Cristo es el líder de la Iglesia.
4. Mi Pastor tiene la verdad, por: Mi pastor se esfuerza por estar en la verdad o mi Pastor es Cristo, el tiene la verdad.
5. Dios condenará a muchos, por: Dios quiere salvar a todos.
6. Mi rito es el verdadero, por: hay muchas formas de adorar a Dios.
La mentalidad sectaria esta apartada del gran amor de Dios por toda la humanidad, de su condición polimorfa, de su visión supra-formalista, y de su proyecto salvador, por tanto evolucionemos a la inclusión religiosa y a entender que todos somos criaturas de Dios y hermanos unos de otros y que la única verdad esta en el, no en los hombres.
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