Por el Pastor Luis Camilo Laborde.
El común de los grupos cristianos enfatiza algunos aspectos de su fe y descuida otros. Se habla mucho de la Moral Cristiana, de los milagros, de las bendiciones en cada área de la vida, de diezmos, ofrendas, santidad, dones, etc., etc., etc. Pero, ¿cuando se habla de ecología en el púlpito? Nunca, salvo en apreciaciones tangenciales muy cortas y siempre como conducente a alguno de los temas anteriores.
El cristiano ha olvidado algo tan elemental como que vive en la tierra y que por eso debe cuidarla, porque es su hábitat natural.
Algunos, en una manifestación de petulancia, incluso creen que el hombre es el dueño absoluto de la tierra, soberano sobre ella, justificando con esto la explotación desmesurada de los recursos naturales, desarrollando proyectos que la destruyen sin remedio, teniendo hijos en una época de sobrepoblación mundial, olvidando que el primer encargo de Dios al hombre, y su primer trabajo, fue cuidar el huerto del Edén, o sea la tierra, de la cual es solo administrador.
Mucha de la angustia existencial humana radica en olvidarse de la madre tierra, de donde fuimos tomados por la mano de Dios, Gen. No fuimos hechos para vivir en ciudades de concreto. Tenemos una naturaleza animal que exige estar en su entorno, la naturaleza, pero no se diseñaran ciudades con este criterio. La existencia citadina es antinatural, no va con lo planeado por Dios. El caos de la vida moderna, nos lleva a vivir como si la naturaleza no existiera, pensando solo en que es nuestra enemiga que se vuelve en contra nuestra, pero, paradójicamente, nuestra proveedora, afectando nuestra mente, nuestras emociones y claro, nuestra salud.
El tema del hueco en la capa de ozono no es extraño para nosotros, pero no hacemos nada para controlarlo, y cuando las consecuencias de esta nos alcanzan, en forma de problemas climáticos, sequías, turbulencias, etc., que llegan a ser muy perjudiciales, decimos que fue Dios o el Diablo, de acuerdo a nuestra conveniencia, pero nunca que fue la mala administración del hombre inconsciente.
La ICLP quiere formar un grupo de personas que trabajen desde el frente ecológico para hacer postulados y activismo de impacto social. Dejamos la inquietud.
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