EL VALOR DE LA PALABRA.

Recuerdo cuando era niño, en el caribe Colombiano, la época en que proliferó la mafia narcotraficante. Eran un grupo violento, escandaloso, vulgar y muy temible. Dentro de todos los anti-valores que manejaban, existía una perla que ellos estimaban: El valor de la palabra. Se refiere al respeto al compromiso adquirido, expresado verbalmente. La falta de cumplimiento generalmente conducía a la muerte.

Uno de los valores mas desacreditados en un medio social consumista-hedonista es el respeto a la palabra, donde lo importante es lo que tengo y mis posibilidades de diversión, debido a ello, cualquier medio para llegar a estos fines es válido, entre ellos la mentira.

La Biblia enfatiza la verdad y la presenta como la regla del cristiano, la que le da validez a su Fe y a su Dios. Infortunadamente ahí se queda el cristiano medio. Hay una incoherencia entre lo que dice creer y lo que hace.

Dios hizo todo a través de su palabra. Jesús es la Palabra encarnada de Dios. La palabra de Jesús, en su permanencia terrenal, sanaba, salvaba, iluminaba, alentaba. La palabra tiene poder; encontramos en la Biblia que “según tu palabra será hecho”, la palabra es la evidencia de la fe y la fe genera la realidad que vivo.

Cuando una persona no dimensiona el alcance de sus palabras, se pierde en un mundo ficticio que impide la real acción de Dios en él. El que arma un mundo de mentiras, ya generó su realidad, una realidad formada de hechos inexistentes y en última, en el mundo espiritual, donde la única responsabilidad del individuo es él mismo, lo que está haciendo es mentirse a si mismo.

Cuando hacemos compromisos que no cumplimos, asi sea llegar tarde a una cita, estamos destruyendo nuestra credibilidad ante los demás. De esto recogeremos la cosecha amarga del alejamiento de las personas más evolucionadas espiritualmente y de los que simplemente no pierden el tiempo con personas caóticas. Está, además impidiendo la acción constructora de Dios en él, está atando las manos de Dios, ya que el milagro sobrenatural se da sobre la base de una necesidad real, material, concreta, no en la mentira.

No perdamos la mística de la vida, porque ella le da sentido. Los valores supra-materiales le dan sabor a la existencia y definitivamente la cambian positivamente. Rescatemos el valor de la palabra.

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